sábado, 13 de octubre de 2007

Mis tardes de apocalyptica...

Es curioso leer textos ajenos y sentirme reducida a nada...

Me siento tan irremediablemente pobre que mis sueños comienzan a ser ilusiones marchitas y mis inspiraciones son sòlo tardes de Apocalyptica.

Cada amanecer encuentro el eco de dos voces distintas en mi retorcida mente y sé que esto es el resultado de mi diabólica impunidad y de mis fracasados intentos por llenar el hueco de su endemoniada ausencia.

Temo mucho que su rostro usurpe el lugar que un ángel se ha ganado con cada aleteo en la cavidad de mi hueco cráneo.Tengo miedo pues soy yo misma quien se ha encargado de cavar en mi mente un profundo sitio para enterrar esta nueva presencia en mi atormentado pensamiento.

No deseo abandonar el lugar en el que me juré estar siempre pero es que el diablo siempre planea las travesuras que sugerirá al impredescible destino y mi señora voluntad es cada día más débil.

No soy la misma que era hace un tanto, estoy sufriendo una dolorosa metamorfosis.

Todo es cuestión de tiempo, lamento mucho que el deber me esté transformando y que a mi órgano cardiaco le quepan ya tantos sentimientos que sea mi confusión la que hoy se disguste.

Ya no entiendo ni quien soy yo, cada día la vida me parece más difícil y cada minuto que pasa me desagrada aún más la gente.