lunes, 15 de octubre de 2007

Amanecer de eclipse

Aún puedo saborear tus besos sabor a tabaco y tu sudor que dejaba en mi lengua la sensación de haber tragado un buen sorbo de agua de mar, aquellas tardes de vino tinto y a dos amantes enloquecidos en un escondite que lo permitía todo.

Jamás terminaré de escribirle a ese maestro que rozó mis labios de melocotón con sus aprendizajes, y a nuestra morbosa relación que anunciaba fuego desde sus inicios,fuego que aún arde y que le dio fuerza a mi corazón para ser escuchado y a mis pies confianza para dejarme llevar.

Seguro también has de recordar esa noche de retiro en donde mi escape duró más días y nos encerramos en ese cuarto infestado de cucarachas que aplastaste cual si fueras divino, tendiste una colcha para que se acostara tu mujer y ahì reposaramos el cansancio de esconder lo nuesto.

Aún siento esos besos subidos de tono y a una alumna sorprendida al notar que su amado Romeo no era ni casto ni asexual.

"Detente" reclamaste,"no quiero que después te arrepientas,te amo" dijiste,y me contuve.Pero al dìa siguiente hubo eclipse solar y paredes que se convirtieron en hojas de texto para un par de suicidas escribiendo poesìa.
¡Y què eclipse solar! destellaban chispas y todo el deseo contenido explotaba en llamas,nos burlàbamos de todos y escupìamos en "sus" reglas.

¡Ya ha pasado medio año de pasiones inimaginables y recuerdos que deberàn ser narrados en la mejor novela eròtica que jamàs se haya escrito! ¿Y quièn iba a imaginar?...