domingo, 14 de octubre de 2007

Las màscaras


Es esta angustia mía la que no me deja vivir, soy una artista encerrada en paredes de cuestionamiento y ecos de ansiedad.

Si pudiera renunciar a mi poca inspiración y abrir los ojos ante tanto halago, creer un poco en mí, dejar al futuro en paz, vivir el pobre presente que pronto será pasado y que he de reclamarme no haber vivido.

Quiero arrancarme el órgano cardiaco y ser una hormiga más, pero soy ave de corto vuelo pues yo misma destazo mis alas.

Sé que en el mundo tengo ese beso tuyo que me basta para ser siempre poeta, para ahogarme en charcos de incertidumbre tomando tu mano, rosando mis parcos labios en tu rosado rostro. Pero de eso no amor mío, de eso no se vive, diría mi madre.

He tenido que ser un irritante payaso para convencer a los ojos que me han criado, pero yo soy vampiro, yo añoro el olor de ese vino tinto y la decadencia de esas hojas llenas de textos vacíos en donde he dejado mi alma.

La música es mi anhelo escondido, debo esculpir mis metas y añoranzas porque jamás encontraré futuro en asuntos de bohemios, y mi desesperado grito jamás invocará su aprobación.

Ya con arrugas en el rostro y con un encadenado suspiro sabré si esas murallas fueron derrumbadas pero esta espera me mata, retuerce mi anoréxico estómago y puedo sentir el hambre de ser aire.

Por lo pronto me conformaré siendo la mujer de apariencia estética y falsa sonrisa, de admirable motivación y mirada triunfante, ¡qué prácticas son las máscaras!

No hay comentarios: